En términos generales y, teniendo en cuenta el mundo actual en el que vivimos, ¿no es demasiado osado afirmar que las personas sensibles son las débiles? Obvio que una persona que se emociona, que siente con intensidad y que, además, lo expresa con respeto, no está muy de moda. Pero....esta especie en extinción ¿ acaso no posee rasgos y valores que nos gustaría mantener y traspasar a las futuras generaciones?
Las personas débiles, en general, tiran la toalla con facilidad, se guían básicamente por sus miedos y normalmente se asustan, se alarman o angustian con inmensa facilidad. Les atormenta enfrentarse a nuevos retos, debido a su debilidad mental, emocional, física o, debido a todas ellas. Esto es una cosa.
Las personas sensibles, poseen una gran empatía, sienten con mucha intensidad absulutamente todo y, claro, claro que sí, a veces lloran y se aturden. No obstante, todo eso no conluye que sean débiles. El cerebro de estas personas tiene partes específicas más desarrolladas, lo que les brinda ciertos rasgos que deben equilibrar, pero que de entrada, son muy positivos: sentido del cuidado, generosidad y empatía. La base de una sociedad.
Esto es otra cosa.
Y... ¿dónde está el peligro? El peligro está en la seguridad absoluta de que estas personas se están diluyendo. En la certeza de que se sienten cansadas e incomprendidas, ya que el mundo no se basa en todo lo anteriormente comentado. Al revés. No son valoradas como se merecen y eso sí que aturde. Y quizás, cuando no quede más que egoismo e insensibilidad al que agarrarse, nos acordaremos de que a las especies en extinción hay que cuidarlas y ante todo, valorarlas.