Tal vez sea hora de aceptar que Los Favoritos de Midas reinan en el mundo actual. Tal vez, asumir esa cruel realidad ayude a comprender mejor. Porque, una cosa está clara, las viejas estructuras están descatalogadas, obsoletas.
Como si de un rinoceronte blanco se tratara, se considera a aquella persona que, sin ánimo de lucro, decide ayudar a otra, un ser poco común, inusual, me atrevería a decir que hasta demasiado osado.
No vamos a caer en la nefasta profecía de que los jóvenes de ahora no saben, no hacen, no quieren, no dicen, son o no son. La juventud actual, simplemente arrastrada por el rey, sigue la corriente de los cánones de moda actuales.
Y es que los reinados y el poder son así, hacen y deshacen a su antojo. Destierran a los pocos supervivientes reflejados en entes con arrugas y cachabas, que se aferran a la sociedad actual como pueden y como les dejan. Alguno de ellos, por suerte, intenta dejar un pequeño legado, recordando mesas adornadas con curruscos de pan, en las que la educación y el respeto eran asignaturas obligatorias. Inconscientes, seguramente, de que esa vida escasa en bienes, rebosaba valores anti-Midas.
El problema no es que la sociedad no evolucione, porque lo hace. El verdadero dilema es hacía donde nos dirigimos, hacia donde nos guían Los Favoritos. No está de moda pararse a reflexionar sobre situaciones que no ocupen el propio espacio vital. Empatía: palabro descatalogado.
Y así, poco a poco las viejas estructuras dan paso a los nuevas, fortaleciendo el "progreso". A riesgo de ser tremendamente pesimista, auguro un mal futuro junto a Los Midas. Pero como Tosar brillantemente nos demostró, mejor unirse a ellos que seguir basándose en viejas estructuras que nos hacen débiles e inestables.
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